La tumba de los Sárafan
Consejo del dios antiguo…
Dios antiguo: Más allá de los Pilares, los cañones revelan una antigua blasfemia. Al haber devorado el alma de Zephon, ahora tienes acceso a lugares a los que antes no podías acceder.
Consejo de Ariel…
Ariel: Al igual que el aceite en el agua, la corrupción asoma a la superficie. Tras estos pilares, la deshonrada víctima fragua en silencio su venganza.
Raziel llega hasta la entrada de la tumba Sárafan…
Raziel (vo): La antigua tumba de los Sárafan. En su día sellada, ahora profanada a causa de las convulsiones de Nosgoth, revela sus misterios.
En los tiempos de Vorador, siglos antes de la creación de Kain, los sacerdotes guerreros Sárafan iniciaron una guerra santa contra las tribus de vampiros de Nosgoth.
Creyendo llevar la razón, cometieron indecibles e indiscriminados actos de violencia. Aniquilaron tanto a novatos como a veteranos, eliminando estirpes completas en meras décadas. Ahora, sus restos descansan aquí. Asesinos venerados.
Raziel atraviesa la puerta de la entrada a la tumba…
Dios antiguo: Cuidado, Raziel. Dentro hay una historia olvidada. Conócete a ti mismo aunque ello pueda destruirte.
Raziel aparta la piedra que sellaba la tumba…
Raziel (vo): Cuando moví la lápida, una ráfaga de aire sepulcral escapó de la cámara interior. No estaba preparado para lo que había tras el umbral. Las criptas contenían los féretros profanados de los santos Sárafan. Con los nombres de mis hermanos… ¡y el mío!
La ironía del acto blasfemo de Kain me invadió con la magnitud de una revelación. ¡Mis manos estaban igual de manchadas de sangre! O más, ya que había derramado la sangre de mis hermanos cuyas tumbas se encontraban saqueadas.
Dios antiguo: Sí, Raziel, eras un Sárafan. Nacido de la misma fuerza que luego casi destruyó tu raza. Fuisteis escogidos antes del nacimiento del Imperio.
Kain, el solitario monarca coronado a sí mismo, saqueó esta tumba y os sacó de estas criptas confiriendo su don vampírico a vuestros cuerpos inertes. Os resucitó como hijos predilectos.
Más adelante, Raziel encuentra a un descendiente de Turel…
Turelhim: ¡Hereje, no pasarás!
Raziel: Menuda lealtad, hacia ese que te condena a vigilar este puesto como un perro de presa. ¿Consigues subsistir con los desperdicios con que te alimenta?
Turelhim: ¡Esos insultos no suavizarán tu agonía!
Raziel: Kain ya me mató una vez. Contempla el resultado. No tengo por qué temerte.
Tras acabar con él, aparece un artefacto…
Dios antiguo: Esta reliquia te ha otorgado el poder de comprimir y manipular el espacio. La simbiosis con la Segadora de Almas hace que ésta salga beneficiada. Concentra y proyecta una bola de energía cinética para golpear objetos que normalmente están fuera de tu alcance.