El Santuario de los Clanes
Consejo del dios antiguo…
Dios antiguo: Con el don de Melchiah tienes el camino despejado. Vuelve a la sede del vil imperio de Kain. Su silencio aún tiene secretos por revelar.
Raziel entra en la cámara de los Pilares y encuentra a Kain…
Kain: Raziel.
Raziel: ¡Kain!
Kain: Las profundidades no te han tratado muy bien.
Raziel: Soy tu creación, Kain, tanto ahora como antes. Criticas tu propia obra. ¿Qué has hecho con mi clan, canalla? ¡No tienes derecho!
Kain: Yo creo y yo destruyo, muchacho.
Raziel: ¡Maldito Kain! ¡No eres Dios! ¡Este acto genocida es irracional!
Kain: ¿Razón? ¿¡Te atreves a hablarme de razón!? Sólo cuando tengas capacidad total de elección, podrás cuestionar mi razón.
Tu trayectoria vital es insignificante comparada con la infinidad de duda y arrepentimiento que he sufrido desde que Mortanius me sacó de la luz. El hecho de saber que el destino del mundo depende de mis actos. ¿Puedes tan siquiera imaginar lo que harías en mi lugar?
Raziel: ¡Escogería la honradez, Kain!
Kain: Mira a tu alrededor, Raziel. Mira lo que ha sido de nuestro imperio. Presencia el fin de una era. Los clanes dispersos por los rincones de Nosgoth. Este lugar ha perdido su utilidad, al igual que tú.
Kain desenvaina la Segadora de Almas dispuesto a atacar a Raziel…
Raziel (vo): La Segadora de Almas, la vieja espada de Kain. Más antigua que nosotros y mil veces más letal. La leyenda señala que la espada estaba poseída y que se engrandecía devorando las almas de sus víctimas.
A pesar de nuestras bravatas, sabíamos lo que significaba que Kain blandiera furioso la Segadora de Almas: Estabas muerto.
Si Raziel es vencido y éste regresa…
Kain: Mi hijo desobediente regresa.
Tras tres ataques de Raziel, Kain le deja incosciente y le ataca con la Segadora. Ésta se destruye…
Kain: La espada ha sido vencida, lo cual significa que estamos un paso más cerca de nuestros destinos.
Kain se desvanece entre carcajadas. Raziel cae en el plano espectral…
Raziel (vo): Creía haber visto un atisbo de satisfacción en los ojos de Kain cuando la Segadora de Almas fue destruida. No entendí su jugada. Pero sabía cuál sería el último movimiento.
Al agarrar la Segadora, ésta se funde en uno con Raziel…
Dios antiguo: De ahora en adelante esa espada y tú estáis irremediablemente vinculados. Segadora y segador, vuestros destinos se han conjugado.
Al destruir la espada la has liberado de su prisión corporea y le has devuelto su verdadera esencia: Una espada fantasma con infinita energía. Al dejar de ser una espada material, sólo puede mostrarse en el mundo real cuando tu salud esté al máximo. Cuando aparezca, te servirá de apoyo.
Aparece el espectro de Ariel…
Ariel: ¿Quién eres, pequeño espectro? ¿Otra criatura de Kain que ha venido a molestar a este fantasma?
Raziel: No pretendía perturbar tu descanso.
Ariel: ¿Descanso? Se necesita un cuerpo para dormir. Hacen falta carne y huesos para tumbarse. No, hijo, todo lo que hago es observar y recordar. Siempre consciente, mientras transcurre la historia de este pernicioso mundo. Un pasado horrible. Un futuro insufrible. ¿Son la misma cosa? ¿Permanezco siempre aquí?
Raziel: ¿Cómo es que has acabado deambulando por estos pilares?
Ariel: Kain renunció al sacrificio. El pilar del Equilibrio, corrompido hasta las entrañas, es un monumento a su ambición ciega. Ahora estos pilares sólo sirven para atarme. Son mi prisión y eterna morada. ¡Gracias a la avaricia de tu maestro Kain!
Raziel: Ese canalla nada tiene que ver con mi persona.
Ariel: Entonces tenemos un enemigo común, Raziel. Vuelve cuando lo necesites. Ariel recuerda lo que otros han olvidado.
Si Raziel se situa sobre algún recargador de energía…
Ariel: Aquí puedes encontrar la paz, Raziel.
Raziel abandona el Santuario de los Clanes armado con la Segadora de Almas…
Dios antiguo: Tu hermano Zephon se encuentra lejos, hacia el este, más allá de las ruinas que fueron testigo de tu primera salida de los mundos subterraneos. Él y su corte se han refugiado en una catedral abandonada asesinando a los humanos que la vigilaban.