Soul Reaver 2

La aguilera en ruinas

Raziel (vo): Estaba claro que aquella construcción no era obra de arquitectos humanos. Como atestiguaba en silencio la figura situada bajo el balcón, estos eran los nidos de los seres alados.

Sin duda me encontraba ante la montaña que sirvió de refugio al legendario Janos Audron pero todo el santuario estaba en ruinas, derrumbado por la fuerza de algún antiguo cataclismo.

Como sospechaba, el engaño del tejedor del tiempo consiguió que llegara siglos después de poder averiguar nada importante. Sin otra cosa a mis espaldas que los yermos que había atravesado, decidí continuar y explorar aquellos cañones

Kain aparece tras Raziel…

Raziel: Oh, no, cada vez que apareces sucede algo descomunal y terrible. No creo tener estómago para soportarlo.

Kain: No dramatices esta vez, Raziel.

Raziel: Eres persistente, has atravesado el tiempo para seguirme. ¿Sigues esperando que esa moneda tuya caiga de canto?

Kain: Me juego mi tiempo. Ya veo que Moebius ha utilizado sus trucos contigo.

Raziel: Sí, claramente no quiere que conozca a un tal Janos Audron.

Kain: Quizá. O puede que simplemente esperase que se endureciese tu corazón contra mí al ver estos yermos de los cuales sólo yo soy el autor.

Raziel: ¡Mi corazón no necesita endurecerse, Kain! Si tuviera la mínima sospecha de que destruyéndote cambiarían las cosas, lo haría inmediatamente.

Kain: Sabía que lo comprenderías, Raziel. Janos es la llave de tu destino, pero habrás de encontrar tú sólo el camino de vuelta al pasado de Nosgoth.

Pero no cometas ningún error, Raziel. Ambos estamos en peligro. Somos una molestia. Se están disponiendo fuerzas malévolas para eliminarnos.

Raziel: Hablas como si fuéramos aliados.

Kain: A pesar de tus sentimientos, Raziel, a sus ojos lo somos.

Raziel: Bueno, lo que es cierto es que están intentando eliminarte, Kain, de eso no hay duda. Se me solicita incansablemente que te dé muerte. Sea lo que sea lo que planeas te temen hasta la muerte.

Respecto a mí sospecho que cometieron un grave error al permitir mi extraordinaria resurrección. No creo que sepan cómo destruirme.

Kain: No deberías subestimarlos, Raziel.

Raziel: ¿Y quiénes son exactamente esos diabólicos seres de los que hablamos? Si hay alguna gran conspiración en ciernes, la mano derecha no parece saber lo que hace la mano izquierda. Incluso Moebius parece ser sorprendido en cada giro.

Kain: Moebius es una marioneta, Raziel. ¿Todavía no has caido en la cuenta? Esa es la mayor ironía de todo este asunto. El gran manipulador de Nosgoth es su marioneta. Pero los que manejan los hilos aún no han mostrado su rostro.

Raziel: No les gusta que echemos por tierra su historia cuidadosamente coreografiada, ¿verdad?

Kain: Raziel, debes comprender que no echamos por tierra la Historia, simplemente la volvemos a escribir. El futuro fluye a través de nuestras pequeñas acciones buscando la menor resistencia y aceptando sólo las mínimas alteraciones.

Esa es la remodelación que sentiste cuando te negaste a matarme. Y recuerda, Raziel, somos una molestia a este respecto. La Historia no permitirá la introducción de una paradoja.

Raziel: ¿Y si los sucesos no pueden remodelarse para adaptarse al cambio?

Kain: Entonces la molestia es expulsada. Piensa que ese puede ser precísamente el resultado que nuestros enemigos estén intentando provocar.

Kain desaparece dejando sólo a Raziel. Éste continúa hasta encontrar el santuario del Aire…

Raziel (vo): Las escenas que descubrí eran inequívocas. Esta raza de seres alados, los arquitectos de los Pilares y los creadores de la Segadora fueron los primeros vampiros de Nosgoth. Su sed de sangre parecía una maldición que les habían lanzado sus enemigos vencidos.

Estas imágenes confirmaban las verdades que Kain me había contado pero que yo había sido demasiado incrédulo para aceptar. Me esforcé en vano para ver cómo encajaban las piezas. Cómo Kain intentó huir del dilema de su destino y qué papel había hurdido para mí.

Por qué Moebius y los oscuros poderes con los que parecía estar aliado estaban tan desesperados por ver a Kain muerto y tan empeñados en que fuera yo el instrumento de su ejecución.

Una vez activada la fragua del Aire, Raziel hunde la Segadora en el altar y devora la energía del Aire…

Raziel (vo): Cuando la Segadora consumió la energía vital de la fragua la tempestad se alejó. Me recuperé y me detuve para admirar mi recién forjada arma, ahora impregnada del poder elemental del Aire. Armado de esta guisa esperaba por fin poseer los medios para escapar de esta tierra devastada.

He descubierto que esta Segadora elemental tiene el poder para destruir barreras que estén fracturadas o debilitadas. Al fin tengo los medios para abrir esa cámara de flujo temporal en ruinas que descubrí hace tanto en el pantano. Quizá ahora pueda dejar este yermo y regresar a una era en la que Janos Audron siga con vida.

Raziel vuelve al dispositivo de flujo temporal del pantano y abre la barrera que lo bloquea…

Raziel (vo): Mi única opción era actuar por pura fe ciega. No podía saber con qué época estaba sintonizado el dispositivo y no tenía el conocimiento ni los medios para manipular la máquina. Sólo vacilé un momento. Luego, accionando el interruptor. Me sumí en el olvido y dejé mi voluntad en manos del destino.

Raziel se desplaza a través del flujo temporal…

Raziel (vo): Más allá de toda esperanza y contra toda probabilidad, parecía que el dispositivo me había llevado a la época que buscaba, pues aquellos eran estandartes Sárafan y esos vampiros al parecer, las víctimas de su cruzada.

La coincidencia parecía demasiado conveniente para atribuirla ingenuamente al destino, pero desconocía si mi oportuna llegada la había organizado Moebius o alguna otra influencia. Si Janos Audron aún estaba con vida lo encontraría, pero temía nuevos engaños y decidí andarme con cuidado.

Si Raziel regresa a la fortaleza Sárafan…

Raziel (vo): La helada superficie del lago había cerrado a cal y canto las entradas a la fortaleza. Sin duda, los Sárafan dispondrían de otro medio para entrar pero este era el único que yo conocía. Para infiltrarme en la fortaleza necesitaría encontrar una forma de liberar esas entradas de sus cierres helados.

Avanzando hacia el noroeste, Raziel observa los vestigios de exterminio de los Sárafan…

Raziel (vo): Pese a la carnicería de la cruzada de Moebius esta masacre era aún más escalofriante. Los campos de muerte de los Sárafan revelaban una metódica crueldad. La justicia aplicada a sangre fría por el verdadero creyente.

Raziel observa por primera vez a sacerdotes guerreros Sárafan…

Raziel (vo): Por fin aquí, en vivo, contemplé a mis antiguos hermanos de armas: los sacerdotes guerreros de la orden Sárafan. Sus vidas consagradas exclusivamente a la exterminación de la plaga vampírica.

Y aunque confieso que sentí una punzada de nostalgia, de dolor por lo que creía mi virtud perdida, los contemplé sin la reverencia que sentía antes, pues había visto el lado humano de los vampiros y ahora contemplaba la monstruosidad de aquellos hombres.

Raziel llega al saliente situado frente a la guarida de Janos Audron…

Raziel (vo): Después de mi largo viaje, por fin llegué al umbral de la iluminación, pues allí estaba el refugio de montaña de Janos Audron intacto y sin marca alguna. La agitación que un día derribaría este edificio aún no había tenido lugar.

Y aunque no estaba seguro de que Janos viviera aún, aquella escena presagiaba algo bueno pues supuse que el derrumbe del refugio debía de haber seguido a la aniquilación del antiguo vampiro.

Sólo había un obstáculo: cómo alcanzar el balcón suspendido a tan demencial altura lejos de mi alcance, pues esta era la arquitectura de las criaturas aladas y mis harapientas alas no servían. Tenía que idear algún otro medio para entrar en la montaña.

Una vez que ha entrado, Raziel observa la construcción desde dentro…

Raziel (vo): Descubrí que el interior de la montaña estaba hueco y adornado con la altísima arquitectura propia de sus creadores. Como sucedía con la fachada exterior, sólo las criaturas capaces de volar, podían alcanzar aquellos balcones y galerías.

Con sólo mis ruinosas alas para llevarme, el elevado laberinto parecía infranqueable a pesar de que el objeto de mi búsqueda estaba a un palmo de mí, pues allí suspendido en el ápice de la cámara estaba el umbral que seguramente llevaba al gran vampiro.

No sabía si Janos Audron era el monstruo representado en la fortaleza o una de las nobles criaturas conmemoradas de entre las ruinas de antiguos vampiros pero no me importaba. Ángel o demonio, sólo él tenía la clave de mi destino.