El Corazón de la Oscuridad
Raziel (vo): Así que ese era el legendario Janos Audron. Conocido como el vampiro más antiguo y diabólico que haya existido jamás. Se cuenta que vivía en lo alto de un precipicio, en las montañas septentrionales de Nosgoth y se alimentaba sin piedad de indefensos aldeanos.
Su reinado de terror terminó cuando los Sárafan lo cazaron y le arrancaron el corazón de su cuerpo todavía con vida. Esta reliquia pasó a conocerse como el Corazón de la Oscuridad y al parecer, estaba impregnada de poder para restaurar la muerte viviente vampírica.
Los Sárafan guardaron el corazón cuidadosamente para evitar que cayera en manos de sus enemigos. Pero me preguntaba ¿sería Janos Audron tan monstruoso como lo describían o símplemente fue una licencia artística de los Sárafan, quienes buscaban su propia veneración demonizando a su siniestro enemigo?
Raziel llega a una sala circular donde se hallan las criptas de sus hermanos Sárafan y la de él…
Raziel (vo): Es extraño cómo mi historia volvía al punto de partida. Comprendí que esta capilla rendía homenaje a mis antiguos hermanos Sárafan y a mí. Aquí fuimos martirizados y después cruelmente profanados por Kain, quien impuso su Don a nuestros nobles cadáveres.
Por vez primera, contemplé la imagen de mi Yo Sárafan. Homenajeado aquí, junto a mis camaradas caidos.
Me torturé viendo cuan noble y puro había sido y en que maldito fantasma me había convertido. Y una profunda sensación de agravio, de pérdida y traición brotó de mí con tanta intensidad, que apenas podía contenerla. Lo único que deseaba en ese momento era encontrar a Kain y destruirlo.
Raziel consigue acceder a un balcón que da al exterior de la fortaleza…
Raziel (vo): Salí y contemplé por primera vez Nosgoth en su antigua gloria. Los alrededores desbordaban vida y vitalidad. Y entonces supe con certeza que el mundo que había dejado atrás no era más que el cadáver de Nosgoth. Una cáscara sin vida, desangrada por el imperio parasitario de Kain.
He aquí el frágil mundo que Kain sacrificó para preservar su propia e insignificante vida y ambición, sin preocuparse del elevado coste. La vista no hizo sino consolidar mi decisión. Intuí que los Pilares se encontraban al noroeste. Si Kain esperaba realmente enfrentarse allí conmigo, no le defraudaría.
Tras lanzarse por el balcón, Raziel se encuentra diversas cosas. Si intenta acceder al santuario de la Luz…
Raziel (vo): Aún no poseía los medios para traspasar esta barrera, pero estaba claro que este enigmático símbolo era la llave.
Raziel (vo): Cuando pasé ese punto arcano, una brizna de la energía de la Segadora fue arrastrada hasta el anillo y lo iluminó. Esto creó todo tipo de señales en el mundo espiritual. Si me agotase en el mundo espiritual y mi alma se agitara en los vientos etereos, las señales me llevarían de vuelta y me restaurarían.
Ya fuera de la fortaleza…
Raziel (vo): Esos antiguos obeliscos estaban en extraña sintonía con mi esencia espiritual. Sólo con tocar el símbolo, podía preservar a salvo una impresión de mi alma y crear un hito, al cual podría regresar cuando me cansara y desde el cual, podría reemprender mi viaje.
Antes de dejar atrás la fortaleza, Raziel echa un vistazo atrás…
Raziel (vo): Aunque acababa de escapar de la fortaleza, intuí que con el tiempo, mi viaje me devolvería a este lugar. Sin embargo, infiltrarse en la fortaleza no sería una hazaña cualquiera. El balcón que había utilizado para mi huida estaba fuera de mi alcance.
Esta enorme puerta era el único medio de entrada. Las puertas estaban cerradas, pero como en la cámara del flujo temporal que había visto antes, su funcionamiento estaba ligado indudablemente al extraño cristal situado sobre la entrada.
Por el camino, Raziel encuentra los cadáveres de vampiros empalados…
Raziel (vo): Esos vampiros no tenían nada que ver con los chacales degenerados que había dejado atrás en el imperio en ruinas de Kain. Parecían conservar gran parte de su antigua humanidad.
En esta era, los vampiros no eran los supremos depredadores que nosotros habíamos sido. Estas criaturas eran perseguidas y oprimidas sin piedad, y aunque sigo creyendo que el vampirismo era una plaga que tenía que ser exterminada, no había nada de noble ni de justo en la cruzada. Se trataba, simplemente, de una persecución despiadada.