Defiance

Kain en la ciudadela de los vampiros (II)

Kain (vo): Esta historia, en parte, ya la conocía. A medida que los vampiros empezaron a morir, los Pilares convocaron a los guardianes humanos para cumplir su misión. Parece ser que los vampiros antiguos habían adoptado , y cuando fue necesario abducido, a los guardianes humanos vampirizándolos cuando se hacían adultos.

Hasta que los humanos se rebelaron contra sus maestros y aquí hice un descubrimiento sorprendente: fueron Moebius, el amo del tiempo, y Mortanius, el guardián de la muerte, los que dirigieron la sangrienta revuelta.

Ahora comprendía por qué Moebius me odiaba tanto. Yo era el primer vampiro guardián en todos estos siglos y sabía lo que mi venida significaba o quizás yo le recordaba todo a lo que había renunciado.

Continuando en las fraguas, Kain descubre un portal desactivado…

Kain (vo): El orbe que una vez proporcionó energía a este portal había sido destruido. Para devolvérsela, tendría que encontrar un sustituto.

Cuando consigue activarlo, Kain viaja a nuevas fraguas en las que descubre más acerca de la historia de los vampiros…

Kain (vo): De nuevo me encontraba con una representación del campeón de los vampiros, el portador de la Segadora. Y aquí también estaba su adversario hylden con sus ojos llameantes y su espada de fuego.

Dos héroes enzarzados en un combate del que sólo uno de ellos sobreviviría. ¿Pero cuál? Aquellos murales profetizaban dos posibles resultados. No sabía lo que tramaba Moebius, pero todo esto parecía demasiado convincente.

Finalmente, Kain completa el Emblema del Equilibrio…

Kain (vo): Con este cuarto y último fragmento, el emblema del Equilibrio estaba completo. Ahora tenía los medios para romper el sello de la cámara en el corazón de la ciudadela.

Kain entra en la cámara y piensa mientras observa un mural…

Kain (vo): Para mis ancestros, el don oscuro era claramente una maldición que los condenó a una especie de purgatorio espiritual. ¿Pero por qué se esforzaron en sellar tan firmemente esta cámara? Quizás el cerrojo no pretendía mantener a los intrusos fuera sino encerrar a algo dentro.

De repente, el oráculo de los vampiros llama a Kain…

Oráculo: ¡Kain! ¡Vástago del Equilibrio! ¡Salvador de Nosgoth!

Kain: ¿Qué es esto?

Oráculo: Tu llegada estaba prevista. Lo han querido los hados.

Kain: ¿Ah, sí?

Oráculo: Soy el oráculo de tus ancestros. Puedo proporcionarte las respuestas que buscas.

No hace falta que digas nada. Conozco tu mente. Buscas conocimiento acerca de tu criatura Raziel. Puedo ofrecértelo si deseas verlo.

Ha encontrado el cuerpo de Janos Audron. Ahora se dirige a la catedral del Averno para recuperar el Corazón de la Oscuridad. Ya sabes lo que esto significa.

Kain: ¿Por qué debería confiar en tus profecías?

Oráculo: Esos acontecimientos ya están escritos, tal como temías, pero todavía hay tiempo. Puede ser detenido.

Kain: Si el Averno está en llamas, Raziel está a cinco siglos fuera de mi alcance.

Oráculo: También puedo ayudarte a ese respecto. Este portal te transportará en el tiempo a la misma hora en que Raziel llega al Averno.

Esta tarea tienes que realizarla tú, ya que tú eres el que le hizo lo que es. Cuando estés listo, puedes pasar.

Kain (vo): Sabía, por supuesto, que este oráculo no era de fiar pero, al fin y al cabo, ¿qué otra alternativa tenía?

Kain salta al portal y aparece cinco siglos en el futuro…

Kain (vo): Esta peculiar sensación era familiar para mí y la cámara parecía de veras alterada por el tiempo. Al menos en este sentido, el Oráculo había dicho la verdad.

Oráculo: Te he llevado a la hora que deseabas como te prometí. Sabes lo que debes hacer, Kain. Sólo hay una forma de impedir que Raziel haga un daño mayor.

Kain: Él no es mi enemigo.

Oráculo: Pero tú sí eres el suyo.

En el exterior, a lo lejos se aprecia el Averno en llamas…

Kain (vo): Desde este punto de observación, podía ver la ciudad del Averno en llamas. El oráculo me había traído de verdad a la hora prometida. Entonces, quizás fuese también verdad que Raziel ya estaba allí, buscando el Corazón de la Oscuridad. De ser así, debía ser detenido. No podía permitir que Janos fuese resucitado.