Prólogo
Existe un proceso mágico de vital importancia: El comienzo de un nuevo eón. Cuando no hay más remedio que pronunciarse el planeta entero debe ser bañado en sangre.
Aparecen diversas escenas de vampiros empalados. Algunos guardianes de los Pilares, observan el acontecimiento. Vorador irrumpe en la sala y comienza a asesinar a los hechiceros que allí se encuentran…
Guardiana 1: ¡Malek! ¡Malek!
Guardián 2: ¡Malek!
Vorador: ¡Soltad a los perros! ¡Podrían darse un banquete con vosotros!
Vorador elimina a los guardianes. Malek llega demasiado tarde y es cogido por sorpresa por Vorador. Más tarde, Malek aparece encadenado frente a Mortanius…
Mortanius: ¡Por fallar al Círculo, Malek el Sárafan, serás irremisiblemente condenado!
Malek queda confinado en su armadura.
Mortanius: Los placeres de la carne no volverán a ser tuyos. No tendrás más que un propósito, maldito: Nos servirás por toda la eternidad.
Siglos más tarde, aparece Ariel en el momento de su asesinato…
Ariel: ¡¡Aaaarrgghhh!!
Los Pilares se corrompen. Años después, el joven humano Kain entra en una taberna…
Tabernero: ¡La taberna está cerrada! Sigue tu camino, extraño.
Kain: ¿Cómo? ¿Ni un trago para un cansado viajero de la lejana Coorhagen? Puedo recompensarte bien, soy de sangre noble.
Tabernero: ¡No abro para nadie en estos tiempos oscuros! Nadie en su sano juicio recibiría lo que aparece con la noche.
Kain (vo): Y así me fui. Helado en cuerpo y alma. Echado a la calle, a la larga y amarga noche.
Al salir de la taberna, unos bandidos que esperaban a Kain lo asesinan…
Bandido 1: ¡Es él!
Bandido 2: ¡Acaba con él! ¡Ahora!