Los cañones
Al salir del túnel que da acceso al exterior de Meridian, Kain observa la conversación entre un mercader y un soldado Sárafan en el paso fronterizo…
Soldado Sárafan: Nombre y asunto.
Comerciante: ¿Qué significa esto? Rayos, todas las semanas paso por esta puerta.
Soldado Sárafan: ¡Nombre y asunto!
Comerciante: Turo. Llevo suministros a la guarnición que está más allá de la morada de la bruja. Aquí está mi peaje.
Soldado Sárafan: El puente se ha derrumbado.
Comerciante: ¿Otra vez? ¿Y no lo han reparado?
Soldado Sárafan: Hay asuntos más importantes. Una compañía está de camino.
Comerciante: ¿Por fin van a acabar con los contrabandistas?
Soldado Sárafan: ¿Contrabandistas? Hay cosas peores infestando los caminos pero ahora los culpables pagarán sus delitos.
Comerciante: ¡Ya era hora! Me pregunto por qué pagamos peajes tan altos si no son capaces de mantener los caminos abiertos.
Soldado Sárafan: Contén esa lengua o puede que la pierdas. ¡Abrid las puertas!
Penetrando en los cañones, el último de una brigada de soldados hace frente a los demonios que asolan los páramos…
Soldado Sárafan: ¡Quien quiera que seas, muéstrate! Los otros han sido presa fácil… pero conmigo… ¡¡Aaarrgghhh!!
Uno de los supervivientes del ataque de los demonios intenta advertir a Kain…
Trabajador: Ya se lo dije. Ella les ha maldecido, lo dije. ¡Los esbirros de la vieja bruja vendrán y nos matarán a todos! Ya se lo avisé.
Finalmente, Kain llega hasta la cabaña de la vidente…
Vidente: ¡Márchate, hombre tenebroso, no te he mandado llamar!
Kain: Aún así aquí estoy.
Vidente: Ya veo. Kain, el perturbador. El guijarro en el estanque que destruye todo lo que toca.
Kain: ¿Me conoces, mujer?
Vidente: Mejor que tú mismo.
Kain: Entonces sabes por qué estoy aquí.
Vidente: Quizá.
Kain: Busco información y debo encontrarla. ¿Qué puedes decirme del Artefacto?
Vidente: ¿El Artefacto? Estás jugando con algo peligroso. Vuelve a tu cacería nocturna, vampiro. Disfruta del poco tiempo que te queda.
Kain: Deseo algo más que sangre. ¿Dónde está el Artefacto? No me marcharé sin una respuesta.
Vidente: ¿Tanto disfrutas siendo el perro faldero de Vorador?
Kain: ¡No soy el perro de nadie, bruja!
Vidente: No. Ahora lo veo. Siento tu determinación. Te ayudaré. Para que Nosgoth se recupere alguna vez, el Artefacto debe ser destruido y tú de entre todos los hombres podría ser el único que lo consiga.
Atiende: el Artefacto ha yacido inactivo bajo Meridian durante eones, pero ahora Lord Sárafan ha habilitado la máquina para desatar la destrucción sobre la Tierra. La entrada al Artefacto se encuentra en el corazón de la ciudad, bajo las mismas narices de la aristocracia.
Conocerás el edificio por este símbolo. Lo verás más de una vez pero el primero te mostrará la entrada al Artefacto. Ningún humano puede manejarlo pero un vampiro, sí.
Kain: ¿Qué debo hacer?
Vidente: Ven aquí. Bebe. Bebe mi sangre. ¡Ahora!
Kain: ¿Qué clase de criatura eres? No te pareces a ningún vampiro que haya visto antes.
Vidente: ¿Quién soy? ¿Qué soy? Eso no es asunto tuyo. ¡El tiempo apremia! Él está aquí. ¡Haz lo que te he dicho! Si quieres destruir el Artefacto y salvar a Nosgoth, debes beber.
¡Aaaahhh! ¡Bien! ¡Sí! ¡Bebe, mi príncipe oscuro! Siente mis poderes a través de tus venas. Puedes manipular objetos tan sólo con tu voluntad pero las lecciones que recibiste sólo te permiten usar esta habilidad a corta distancia.
Bebiendo mi sangre obtendrás la dote de la telequinesia. Serás capaz de manipular objetos a grandes distancias y tu voluntad será capaz de activar estos símbolos y acceder al Artefacto.
Mientras tanto, el mismísimo Lord Sárafan llega persiguiendo a Kain hasta la cabaña de la vidente…
Lord Sárafan: ¡Prendedles fuego! Que aprendan mientras se retuercen en las llamas y sus huesos se derriten, la futilidad de sus acciones. Los vampiros y toda su progenie deben ser erradicados de la Tierra. Yo me encargaré de purificar este mundo.
Te daré la paz que buscas, Kain. ¡Tu muerte te llama!
Vidente: Te ha encontrado. Tu destino se acerca. Te enviaré a la entrada, al Artefacto. Una vez allí, usa la capacidad que acabas de adquirir para entrar.
Kain: ¿Qué será de ti, vidente? Escapa conmigo. Necesito aliados.
Vidente: ¿Soy tu aliada? Mi destino discurre por un camino diferente. Adiós, Kain.
La vidente teletransporta a Kain hasta la entrada del Artefacto…
Kain (vo): Es extraño cómo la vida ensombrece nuestro propio conocimiento. Allí, en aquella extraña cámara descubrí a un ser cuya existencia quedaría unida a la mía más de lo que se podía imaginar.
Bestia: ¿Quién me molesta? ¿No eres uno de mis captores? ¿¡Kain!?
Kain: ¿Me conoces, monstruo? En la actualidad me falla la memoria, pero recordaría a alguien como tú.
Bestia: Nunca nos hemos visto pero sin duda te conozco. Tu retorno de la muerte nos da esperanzas a todos.
Kain: Busco un antiguo artefacto de gran poder. Estoy dispuesto a matar a cualquiera que se interponga en mi camino.
Bestia: De mí no tienes nada que temer. Fui esclavizado por los demonios que construyeron esta monstruosidad para alimentar su máquina con mi vida.
Kain: Entonces quizá tengamos un interés común. Estoy aquí para destruir el Artefacto.
Bestia: Sí. Entonces puedo ayudarte. Eso que buscas es demasiado grande para que lo destruyas solo. Se adentra en las entrañas de la tierra y su tamaño es similar al de una ciudad. Para destruir el Artefacto debes buscar al ser que lo ha creado.
Kain: ¿Lord Sárafan?
Bestia: No, no. Éste es mucho más viejo. Los que moraron en Nosgoth hace eones dejaron algunas estructuras a su paso. El Artefacto es una de ellas. Lord Sárafan descubrió como usarlo. Sólo el constructor puede detenerlo.
Kain: ¿Me estás diciendo que esos seres todavía existen? Imposible.
Bestia: Así es. Escucha, hay un lugar en Nosgoth, en el lejano norte, donde el tiempo no tiene valor. Donde las horas y los años están congelados eternamente: La Prisión Eterna. Quienes están encerrados allí, pagan sus crímenes por toda la eternidad. El constructor está allí.
Kain: ¡La Prisión Eterna! He oido hablar de ese lugar. No sabía que estaba tan cerca de Meridian. ¿Cómo puedo llegar allí?
Bestia: Hay un túnel en esta sala que sale fuera de la ciudad. Éste te llevará a la prisión.
Kain: ¿Y si el constructor se niega a ayudarme?
Bestia: Dile que deseas destruir el Artefacto. Confía en mí. Te ayudará.
Kain: Espero, por tu bien, que lo que me has dicho sea cierto.
Bestia: Puedes creerme. Destruyendo el Artefacto, me liberarás al fin. Estaré en deuda contigo, Kain.