El artefacto
Bestia: Puedo sentir un cambio en ti. Has descubierto al Constructor.
Kain: Eres perspicaz. Me dio su sangre como regalo. A cambio, le ofrecí el regalo que más ansiaba: la muerte.
Bestia: Estás preparado para descender hasta el Artefacto. Cada vez queda menos tiempo. Mi vida se escapa de mi cuerpo. El Artefacto está vivo. ¡Debes destruirlo!
Kain: ¿Qué puedes contarme de la criatura que hay dentro del Artefacto?
Bestia: Los esclavos hablan de él como la Masa. Tiene un gran poder. Sin embargo, es tan sólo un animal. La sangre de tus venas lo matará.
Kain: ¿Cómo puedo llegar hasta el Artefacto?
Bestia: Este pasadizo te conducirá hasta él. Es posible que en el camino encuentres puertas o escudos. Debes abrirlos.
Dentro del Artefacto están los esclavos mentales: humanos capturados cuyas mentes se utilizan como combustible para la compleja maquinaria del Artefacto. Han sido esclavizados por los Sárafan. Puede que ellos te ayuden.
Kain: Volveré cuando haya destruido el Artefacto.
Bestia: ¡Espera! Debes conocer a tus auténticos enemigos, mis captores. No son de este mundo. Controlan la magia de Glifo con la cual mantienen esclavizada la ciudad de Meridian. Son quienes guían a los Sárafan con el disfraz de espectros del Glifo. Les llaman los hylden y su lider es, como no…
Kain: ¡Lord Sárafan!
Bestia: Son criaturas poderosas, Kain. Los encontrarás ahí abajo. Ten cuidado con su magia. Ahora, encuentra a la Masa. Destrúye el Artefacto.
Kain: Podrás celebrar mi victoria al final del día. Hasta entonces.
Kain se abre paso hasta el corazón del Artefacto y allí encuentra a la Masa…
Kain (vo): ¡Al fin la encontré! La repugnante Masa estaba oculta en las entrañas del Artefacto. Ahí estaba la más perfecta de las armas de Lord Sárafan. Su baza a jugar contra humanos y vampiros.
Pero yo tenía mi propia arma. Podía sentir la fría sangre del Constructor corriendo por mis venas. Si podía usarla para envenenar a la criatura, los planes de Lord Sárafan se vendrían abajo.
Llegando hasta la plataforma superior la cual tiene un conducto hacia la Masa, Kain vierte algo de su sangre y observa cómo ésta empieza a infectarse hasta morir. Kain regresa a la habitación donde se hallaba la criatura que lo ayudó…
Janos Audron: ¿No me reconoces como la pobre y oprimida bestia que se agazapaba antes aquí? Fíjate. Estoy restablecido.
Kain: ¿¡Qué eres!?
Janos Audron: No qué soy, Kain, sino quién. No conoces mi rostro pero sí mi nombre. ¿Has oido la historia del más viejo de los vampiros?
Kain (vo): ¿¡Janos Audron!? ¿El legendario vampiro de tiempos pasados? ¿Cómo fue posible esta transformación?
Kain: ¡Pero Janos está muerto! Le arrancaron el corazón de su cuerpo.
Janos Audron: No muerto sino prisionero en este lugar. Con mi sangre funcionaba el Artefacto y alimentaba a la Masa que habitaba dentro. Sin apenas sangre y totalmente debilitado me convertí en esa horrible criatura.
Cuando envenenaste a la Masa, sentí cómo recuperaba mi fuerza. Aquel que es divino, no puede ser eliminado por completo.
Kain: ¿Divino? Tu encarcelamiento ha dañado tu mente, Janos. La maldición del vampirismo no es señal de divinidad.
Janos Audron: Debes profundizar más atrás en la Historia, Kain, para conocer la verdad de nuestra herencia. Hace mucho tiempo, mucho antes de que yo caminase sobre la tierra, los vampiros eran como dioses y nuestra raza gobernaba el mundo.
Pero estábamos enfrentados con otra raza, con un poder similar a nosotros pero diferente en métodos e intenciones. Las guerras que nos enfrentaron duraron mil años, pero acabamos venciendo y borramos a nuestros enemigos de la faz de la tierra y gracias a nuestra poderosa magia, los confinamos en otro nivel de existencia.
Kain: ¿Qué tiene que ver esta lección de historia con la tarea que tengo encomendada?
Janos Audron: Paciencia, Kain. La raza enfrentada a los vampiros eran los hylden, los mismos hylden con los que te acabas de enfrentar. Controlan a los Sárafan. Están luchando para aniquilar a los vampiros, esclavizar a los humanos y reclamar Nosgoth como suya.
Son el mal que nos vuelve a asolar, autores de los demonios, del Artefacto y de todo lo demás que amenaza a la tierra. Han regresado para llevar a cabo su terrible venganza.
Kain: Pensaba que habías dicho que habían desaparecido.
Janos Audron: Lo hicieron, Kain, pero hace unos siglos, uno de los hylden pudo regresar a nuestro mundo. Entonces, utilizó su magia para traer a otros hylden pero no tenía el poder para comenzar una invasión. Aquí necesitaba un ejército y humanos para vaciarlos de energía.
Supo de una legendaria orden cuyo propósito fue eliminar a los vampiros de todo el mundo hace mucho tiempo. Consiguió revivir esta orden y así fue cómo los Sárafan volvieron a nacer.
Kain: Lord Sárafan, fue él quien abrió el camino pero… ¿cómo?
Janos Audron: Ah, ahora llegamos a tu papel en esta historia. Cuando escogiste destruir el Pilar del Equilibrio, provocaste un cataclismo a lo largo y ancho del mundo, suficiente para abrir una fisura entre las dimensiones.
Kain (vo): ¿Entonces, he sido yo quien ha provocado esta guerra? A mí me han guiado paso a paso por el camino que ha llevado éste resultado. Habrá sido todo esto un plan de los hylden desde el principio? No podía dejar de pensar en las consecuencias.
Janos Audron: De esta manera, Lord Sárafan fue capaz de entrar en este mundo al construir un portal mágico: la Puerta Hylden. Cierra esta puerta, Kain, y todos los hylden de Nosgoth morirán.
Kain: ¿La Puerta los mantiene vivos?
Janos Audron: Eso es. Se trata de su cordón umbilical con el otro mundo. Si ésta se cierra, no podrán sobrevivir en nuestro mundo.
Kain: ¡Y entonces todos los hylden morirán! ¡Y Lord Sárafan, como uno de ellos, también moriría! Ya veo.
Janos Audron: Cierra la Puerta y mata a Lord Sárafan, Kain. Cierra la Puerta y elimina a los hylden de la faz de la tierra una vez más.
Kain: ¿Y cómo puedo hacerlo?
Janos Audron: Vayamos al Santuario. Vorador debe ser informado de todo lo que ha ocurrido y debe trazarse un plan para acabar con esta situación de una vez por todas.
Janos, utilizando su magia, se teletransporta junto a Kain hasta el santuario de la Cábala…
Umah: Deberías haberme enviado con él.
Vorador: Estabas herida.
Umah: No hay manera de saber dónde ha ido Kain o qué está haciendo. Ni siquiera tú has sido capaz de contactar con él.
Janos y Kain aparecen en el santuario de la Cábala…
Vorador: ¿Qué significa esto? No, espera. ¿Debo confiar en mis sentidos? ¡Janos, mi señor! ¡Pero si te mataron!
Janos Audron: No. Mucho peor. Pero esa historia la contaré en otro momento.
Kain: O no tendremos tiempo. Ninguno de nosotros. Vorador, necesitamos tu consejo.
Umah: Nos preguntábamos dónde estabas.
Kain: ¡He estado haciendo lo que dije que haría!
Vorador: Kain, ¿el Artefacto…?
Kain: Lo he destruido, pero ahora nos enfretamos a un peligro incluso mayor.
Vorador: De qué se trata.
Janos Audron: La historia del pasado, os la contaré en otro momento, si es que somos tan afortunados como para seguir vivos para entonces. Ahora, debeis creerme cuando os digo que vuestro enemigo, nuestro gran enemigo, Lord Sárafan, es miembro de un clan que viene de otro mundo.
Su plan por encima del resto, es traer de vuelta a este mundo a esta raza enemiga que nosotros aniquilamos por completo en otra época. Debemos evitar que cumpla su plan o nuestra raza perecerá.
Vorador: ¿Qué debemos hacer, señor?
Janos Audron: Él ha creado una base en este mundo: la Ciudad de los Hylden, más allá del mar. Allí ha abierto una Puerta para traer a su raza a este mundo.
Mi plan era teletransportarnos hasta la Ciudad de los Hylden y lanzar un ataque final contra Lord Sárafan pero ahora he descubierto que hay un escudo de magia que no me lo permite. Si queremos luchar contra ellos, hay que destruir el escudo.
Kain: Vorador, ¿dónde está la Ciudad de los Hylden? ¿Alguno de tus espías ha conseguido enterarse de su ubicación?
Vorador: Umah, ¿qué sabes de esto?.
Umah: En los últimos meses, ha habido una enorme actividad en los muelles. Barcos de guerra y cargueros, cargando y descargando en secreto.
Los pocos que han conseguido infiltrarse en la zona y han regresado vivos me han contado que todos los barcos parecen llevar la misma dirección cuando salen del puerto pero no conocen su destino.
Janos Audron: Debe tratarse de la Ciudad de los Hylden. ¿Por qué si no tal interés en este momento? Debes tomar un barco a esa ciudad lo antes posible. Allí debes encontrar y desactivar el escudo para que podamos enviar refuerzos en tu ayuda y cerrar la puerta para siempre.
Kain: Haz que alguien me muestre el camino hasta los muelles. Conseguiré subir a uno de esos barcos que está a punto de zarpar. Cuando haya desactivado el escudo me pondré en contacto contigo.
Umah: Iré con él.
Vorador: ¡Pero te necesitaré aquí!
Umah: Señor, conozco los muelles. Y donde uno solo podría fracasar, dos pueden tener éxito.
Kain: No necesito que nadie me vigile. Soy muy competente para esta tarea. Te lo aseguro.
Umah: Es un riesgo que no nos podemos permitir. No cuando todo por lo que hemos luchado está en juego.
Janos Audron: Hay más en juego de lo que puedes imaginar. Acepta la ayuda que se te ofrece, Kain.
Vorador: ¡Está decidido! Prepararé nuestras fuerzas para el ataque final. Que salga todo bien, pequeña.
Janos Audron: Suerte a los dos.
Kain (vo): Acepta la ayuda que se te ofrece. Siempre he pensado que la ayuda que se ofrece cuando no se necesita no sirve de ayuda.